Parroquia de Santa Eulalia

7 de mayo de 2017

 

Este pueblo de Santa Eulalia celebra hoy una bonita e atrayente fiesta local, concentrada en el Primer Domingo de Mayo, una fiesta cuyas expresiones muy significativas hoy son esta Misa solemne en el Puig de Missa, la ballada tradicional a la salida de la iglesia, el desfile de carros y vehículos antiguos por las calles del pueblo, la feria de maquinaria agrícola y automoción en el paseo de s´Alamera, la exposición de flores y plantas, la muestra de vehículos antiguos, los conciertos musicales y los fuegos artificiales. Y a la tarde la procesión con la Virgen del Rosario, ya que nos encontramos en el mes d mayo, el Mes de María.

Es importante honrar, venerar y aprender de la Virgen María. «Desde ahora me felicitarán todas las generaciones» (Lc 1, 48), dijo María al visitar a su prima Isabel. Precisamente estas palabras se cumplen en tantos y tantos lugares de la tierra, y de una forma especial, además de las fiestas, el mes de mayo es una oportunidad de hacerlo. Dios envió a su Hijo haciéndolo nacer a través de María de Nazaret. Y cuando Jesús cumplió la misión encomendada, nos dio a su Madre como madre nuestra, madre de toda la humanidad. Y una forma de acercarnos a ella es con el rezo de Santo Rosario.

Mirar a María como a una madre: Platicarle todo lo que nos pasa: lo bueno y lo malo. Saber acudir a ella en todo momento. Demostrarle nuestro cariño: Hacer lo que ella espera de nosotros y recordarla a lo largo del día. Confiar plenamente en ella: Todas las gracias que Jesús nos da, pasan por las manos de María, y es ella quien intercede ante su Hijo por nuestras dificultades. Imitar sus virtudes: Esta es la mejor manera de demostrarle nuestro amor. Debemos darle un lugar especial a María no porque sea una tradición de larga data en la Iglesia o por las gracias especiales que se pueden obtener, sino porque María es nuestra Madre, la madre de todo el mundo y porque se preocupa por todos nosotros, intercediendo incluso en los asuntos más pequeños.

Si volem buscar els orígens de la festa, ens haurem de remetre a la llegenda que l’envolta. Ja sabem que totes les llegendes tenen alguna part de veracitat, per tant serà bo que la recordem. Hi ha al costat de ses Estaques un petit puig conegut des de temps immemorials com s’Església Vella.

Un dia que els fidels havien acabat de sentir-hi la missa, i després de sortir-ne, sentiren una enorme remorada i comprovaren que l’església acabava d’esfondrar-se i que les parets havien caigut, juntament amb la campana, pel penjall camp al fons de la mar. El fet que l’esfondrament s’hagués produït quan tota la gent havia abandonat l’església, va ser interpretat pel poble com un miracle i com que aquest fet va tenir lloc el primer diumenge de maig, a partir d’aleshores, es començà a celebrar cada any aquesta festivitat. Hoy, gracias a Dios, gracias a las intervenciones de las dignas autoridades, gracias a la participación de los vecinos y de lo que desde fuera vienen a disfrutarlo, tenemos la alegría y satisfacción de esta festividad.

Y cada año, con la aportación de todos, se va renovando esta fiesta. Cuantos bueno datos podríamos ir citando de la realización de esta fiesta, año por año. Que ello nos anime a continuar con la fiesta, bien hecha y que sea así fundamento de amistad y afecto de unos con otros. Yo recordaré siempre, y lo dijo, que la primera procesión con la imagen de San Juan Pablo II se hizo aquí en Santa Eulalia el 1 de mayo de 2009.

Además de esta fiesta local, hoy es también el Cuarto Domingo de Pascua, para ir fortaleciendo nuestra fe en la Resurrección de Jesús, y además, en toda la Iglesia, por sugerencia del Beato Pablo VI en 1964, se celebra y es ya la 53 ocasión, la Jornada Mundial de Oración por las vocaciones,

 

1.     Seguimos celebrando los cincuenta días del tiempo de Pascua con la alegría de que Cristo resucitó después de morir y ser enterrado. La resurrección de Señor es la mayor garantía de que nuestra fe es verdadera, y vivida nos conduce al redil eterno del cielo, donde está nuestro Pastor a la diestra del Padre intercediendo por nosotros. Nos encontramos hoy ya en el domingo cuarto de Pascua, que suele ser conocido como el Domingo del Buen Pastor, porque los textos bíblicos hablan de Dios y de Cristo como pastor de su pueblo.

El salmo responsorial, la segunda lectura y el evangelio, como hemos escuchado, hacen referencia al Buen Pastor. Jesús afirma que el que entra por la puerta es el pastor de las ovejas y que Él es la puerta: Yo soy la puerta, quien entre por mí se salvará. Jesús es la puerta, salvador único de todos los hombres, que llama a la puerta de la vida de cada hombre para que acepte su salvación.

 

2.      Ya en el Antiguo Testamento, las imágenes del pastor y del rebaño son figura de cómo se relacionaba Dios con su pueblo. A modo de ejemplo, sirvan estas palabras del salmo responsorial recitado: el Señor es mi pastor nada me falta: en verdes praderas me hace recostar, me conduce hacia fuentes tranquilas y repara misfuerzas. Pero Dios, el verdadero Pastor, quiso servirse de hombres elegidos, de pastores humanos, que en su nombre le ayudaran en la tarea de pastorear a su pueblo. Ciertamente que, entre ellos, los hubo pastores fieles, pero es verdad también que muchos fueron malos, por no decir pésimos. Por medio del profeta Ezequiel, Dios les dice a esos malos pastores: ¡ay de los pastores que dejan perderse y desparramarse las ovejas de mis pastos! Una acusación parecida encontramos en Jeremías, cuando dice: vosotros habéis dispersado las ovejas mías, las empujasteis y no las atendisteis.

Pero llegó el momento, en el cual Dios, tal como describe Ezequiel, promete lo siguiente: yo mismo cuidaré de mi rebaño y velaré por él. Importante promesa, que era anuncio de Cristo como el buen Pastor del nuevo Pueblo de Dios. En los versículos anteriores al texto de hoy, el evangelio de san Juan pone en la boca de Cristo esta afirmación: Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da suvida por las ovejas… conozco a las mías (sus ovejas) y las mías me conocen. Cristo es el buen Pastor que ha venido no para robar, matar o no cuidar a las ovejas de su pueblo, sino para que tengan vida y la tengan en abundancia.

 

3.      Y Cristo, buen Pastor, ha querido hacerse ayudar por pastores humanos elegidos por Él. Esos pastores, como Jesús mismo indica, son malos si no entran por la puerta del redil, que es Él, y por ello roban, matan, destruyen… son ladrones y salteadores. Ni Cristo ni la Iglesia quieren que los pastores sean así. Y si algunos hay, no es porque la Iglesia lo apruebe o transija. Es sencillamente como consecuencia de la debilidad humana, siguiéndose, por ello, mucho mal para la propia Iglesia y para esos mismos pastores. En este sentido, un arzobispo les dijo a unos seminaristas que estaban haciendo ejercicios espirituales: sois el futuro de la Iglesia, la Iglesia os necesita, pero si alguno no está dispuesto a luchar por ser santo, que se marche y no se ordene. Aquellos pastores, sin embargo, que entran por la puerta, que están centrados en Cristo, que por Él y por su rebaño gastan la vida, son los buenos pastores que Cristo quiere y la Iglesia necesita. Estos pastores, que han de luchar cada día por ser santos en el ejercicio de su ministerio, son los obispos y los presbíteros que predican la Palabra de Dios, administran los sacramentos y guían al Pueblo de Dios, con limitaciones y defectos, pero con fidelidad a Dios y a su vocación sacerdotal. Son la gran mayoría de nuestros sacerdotes.

La Iglesia necesita pastores buenos. Mas, en los tiempos presentes que nos ha tocado vivir, en muchas partes del mundo hay crisis fuerte de vocaciones para el sacerdocio. Si esta crisis existe, no es porque Cristo no siga llamando a jóvenes y niños a que vayan al seminario. Es más bien, porque debido a causas varias no hay respuestas suficientes. Alguien ha escrito que, más que crisis de vocaciones, lo que hay es crisis de respuestas. Sea lo que fuere, el hecho es que, por desgracia, el sacerdote es un bien escaso en muchas diócesis.

 

4.      Como dice un autor actual, el Señor Jesús, que conoce a cada una de sus ovejas, no deja de pronunciar hoy el nombre de aquellos que están llamados, no deja de convocarlos a su seguimiento con aquel radical sígueme con el que invitó a sus Apóstoles a dejarlo todo. Todo joven ha de preguntarse muchas veces sobre qué vocación quiere Dios para él y, una vez descubierta, seguirla, sea el matrimonio, la vida consagrada o el sacerdocio. Hay algo importante que no podemos olvidar, y es que Dios siempre es el que llama, pero en la mayor parte de los casos lo hace a través de intermediarios. Cada cristiano debe ser un despertador de vocaciones con mucha oración, con su testimonio, y planteando la posible vocación a quienes den algún signo de poder tenerla.

Hoy es un buen día para rezar por las vocaciones al sacerdocio, a la vida consagrada y por las vocaciones nativas. También lo es para sacar el compromiso de hacerlo durante todo el año. Pidamos pues, hoy y siempre, a Dios por la por la santificación de todos los sacerdotes y que surjan muchas y buenas vocaciones para el sacerdocio.

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