Los antiguos miembros del Grup Gent Jove rememoran un clásico

Los antiguos miembros del Grup Gent Jove de la Parroquia de Santa Cruz de Ibiza, realizan una quedada virtual para rememorar un clásico dentro del cancionero de la entidad, el Pange Lingua.


¿Cómo surgió la iniciativa?

Toni Granados, Delegado de Juventud de nuestra diócesis nos cuenta que la iniciativa surgió a raíz de esta semana santa tan particular, todos confinados en sus casas sin procesiones en las calles a las que acudir a verlas.

Los antiguos miembros del Grup Gent Jove de la parroquia de Santa Cruz tienen su propio grupo de Facebook. «Vivir la semana Santa sin procesiones hizo resurgir los sentimientos de cuando de jóvenes la preparábamos en la parroquia y sobre todo, recuerdos de los cantos de las celebraciones», añade Toni.

A partir de la situación actual, en el grupo se empezaron a hablar de los cantos. Una de las canciones por excelencia es el Pange Lingua y, lo que comenzó siendo una broma, acabó en la formación de un coro digital.

Poco a poco, comenta Toni, «se fue creando el ambiente entre todos». Además, añade que «luego hace falta gente con talento, no solo para cantar, sino con los instrumentos, los medios y los conocimientos digitales para poder llevar esta iniciativa a buen puerto.»


De momento, la idea era solo cantar el Pange Lingua a modo de homenaje a nuestros maravillosos años en la parroquia, pero luego decidimos plasmarla en un vídeo para poder compartirlo con aquellos que deseen escucharlo.

«Puede que nos animemos a hacer alguna más» – añade.

Los antiguos miembros del Grup Gent Jove realizan una quedada virtual para rememorar un clásico dentro del cancionero de la entidad, el Pange Lingua.

Algunos de los testimonios:

Anónimo: «Soy de la generación del 81. Aquella en la que tardó en llegar Internet y los móviles y en la que la primera tecnología que tuve en mis manos eran un espectrum, walkies o un radiocassette. En esos tiempos con 8 años, como muchos otros niños, comencé la catequesis y allí conocí, los sábados a un grupo de gente joven que hacían mis catequesis de forma divertida y amenizado con canciones, tenía hasta mi carnet con mi foto. Ese fue mi primer contacto y me encantaba ir. Con el tiempo llegó la confirmación, dónde conocí a la gente de ese grupo con más profundidad. Empecé a compartir mi tiempo de pre-adolescencia entre ir a catequesis de confirmación y mi vida exterior con mis amigos. Pero poco a poco fui haciendo allí otros nuevos. Allí no sólo se daba catequesis sino que aprendimos a compartir experiencias de vida y a crearnos las nuestras propias. Sabíamos escuchar sin importarnos si lo que se contaba eran cosas tristes de la otra persona o alegres, eran sus reflexiones de vida y todas eran loables. Aprendimos a ser generosos, regalando nuestro tiempo a otros, pequeños, grandes, iguales… Y realizábamos actividades de todo tipo: El coro, talleres, convivencias, acampadas, salidas… Podría decirse que fuimos de los primeros monitores de tiempo libre pero había una diferencia grande, éramos como una familia y compartíamos una ideología religiosa o por lo menos nos movía la inquietud de ser buenas personas. Con nuestros más y nuestros menos pero una familia. Compartimos alegrías, también penas y pérdidas. Pero ahí estábamos. La esencia espiritual que nos movía a estar allí no tiene explicación porque mira que éramos muy diferentes y algunos incluso difícil creer que estuvieran allí. Pero allí estábamos y aquí estamos, reviviendo con canciones tantos y tantos momentos guardados en el corazón.

Anónimo 2: «Yo recuerdo ir al grupo desde pequeña, los sábados, había catequistas y nos ponían pelis del arca de Noé, de Moisés, etc. Me recuerdo bajando sola desde los molinos toda contenta para Santa Cruz. Luego llegó la confirmación y viví 2 años muy chulos con Carmeli y Toni Valencia. Después las acampadas, las risas, las canciones, las gymcanas dentro del grupo, las tardes de repaso que íbamos después del instituto y hacíamos allí los deberes y luego ya quedábamos de tertulia o cantando con la guitarra. También recuerdo que durante algún tiempo nos hicieron técnicas de estudio. Allí Vicentito me ayudó con el Latín porque lo llevaba para septiembre. Recuerdo los concursos de karaoke, los concursos de villancicos, los bailes en el tejado, las excursiones los sábados a las salinas y a tirarnos rodando por las dunas…. Fue una adolescencia preciosa.