“Molts anys i bons”, por un año de la verdad

D. Vicente Ribas Prats
Administrador Diocesano y Párroco de San Mateo y Santa Eulalia

«Con el inicio de un nuevo año todos nos deseamos, un Molts anys i bons, y este año más que nunca, debido al año tan complicado que hemos vivido.

Nunca una expresión, tan usual y generalizada, está tan necesitada de realismo y de veracidad. Aparte de los males que genera nuestro egoísmo, la pandemia que padecemos amenaza y condiciona seriamente nuestra libertad y la posibilidad y deseos de vivir sin restricciones. A lo largo del año que hemos dejado atrás, muchas personas, a consecuencia de la pandemia del Covid 19, han perdido sus puestos de trabajo, las llamadas colas del hambre han aumentado exponencialmente en todo el país, nos hemos visto obligados a reducir al máximo nuestros encuentros sociales, e incluso mucha gente no ha podido reunirse con sus seres queridos para evitar contagiar a sus familiares, especialmente a los más ancianos y vulnerables; muchas personas han perdido a familiares, a consecuencia de este maldito virus que nos tiene en jaque a todos.

Todavía tenemos en nuestras memorias las imágenes duras y terribles del comienzo de la pandemia, de las cifras de contagiados, de las personas fallecidas, de la incertidumbre económica que venía asociada a este virus y de sus funestas consecuencias: más paro, más hambre, más pobreza para muchos sectores de nuestra sociedad.

Pero también guardamos en nuestra memoria el esfuerzo, la abnegación y el buen hacer de tantos profesionales de la sanidad, de los cuerpos de seguridad del estado y de un sinfín de voluntarios, del reconocimiento agradecido en forma de aplauso a la meritoria labor de todos ellos.

Durante todo este tiempo de pandemia y de desgobierno –nunca mejor dicho lo de desgobierno– hemos oído mentiras, inexactitudes y poca búsqueda del bien común por parte de los responsables de gestionar la crisis que nos ha afectado y todavía nos golpea.

Y las mentiras, provengan de donde provengan y las diga quien las diga, niegan el 7º mandamiento de la ley de Dios: No dirás falso testimonio ni mentirás. Mandamiento que no es solo para los creyentes.

Mentir no es solo un problema de quién lo hace, también lo es de quien, por razones de conveniencia, acepta creerse la mentira. Lo cual supone un atentado grave contra la verdad. No es de extrañar el deterioro que ha sufrido la verdad en todo este tiempo. Un deterioro que ya se venía arrastrando desde hace tiempo y que se ha consolidado en la expresión: “mi verdad. ¿Qué acaso existen tantas verdades como personas? El deterioro de la verdad nos lleva a confundir lo que legítimamente puede ser nuestra opinión, acertada o equivocada, con la verdad. No existe mi verdad, existe la verdad.

Y porque la verdad existe, hemos de buscarla, defenderla y sacarla a la luz para que ilumine nuestra vida familiar, laboral, ciudadana; nuestras relaciones de amistad; nuestra vida de creyentes, agnósticos o ateos. Pues la verdad es esa columna sobre la cual se apoyan una serie de valores imprescindibles en una auténtica sociedad humana y democrática. Y de la presencia o desvanecimiento de la verdad en nuestras vidas y en la sociedad todos somos responsables. Con la verdad no cabe pasarle al otro la responsabilidad. Todos y cada uno debemos ser cuidadores y promotores de la verdad.

Que este nuevo año sea más que nunca el año de la verdad

1 de enero de 2021

D. Vicente Ribas Prats
Administrador Diocesano
Párroco de San Mateo y Santa Eulalia