NUEVAS MEDIDAS PREVENTIVAS ANTE LA PANDEMIA DEL COVID-19

En Ibiza a 13 de marzo de 2020

A todos los fieles cristianos de Ibiza y Formentera:

Ante la situación epidemiológica creada por el coronavirus designado como Covid 19, las autoridades sanitarias de nuestro país y de nuestra comunidad han ido tomando una serie de medidas para proteger la salud de los ciudadanos e ir frenando, en la medida de lo posible, la expansión de este virus. Las medidas han ido ampliándose desde que comenzó esta crisis sanitaria, y es razonable que se dicten otras nuevas según vaya evolucionando la situación.

Por razón de responsabilidad con la comunidad civil, pero también por sentido cristiano de la caridad, que busca el bien del prójimo, el obispado quiere contribuir, en la medida de sus posibilidades, a no expandir el Covid 19. Inicialmente se hicieron una serie de recomendaciones a los sacerdotes siguiendo la línea de las primeras directrices públicas. Con el avance de los contagios, con la actualización de las medidas públicas, y bajo el asesoramiento de profesionales de la medicina, se ha decidido actualizar las recomendaciones y normas del obispado.           

Por todo ello, desde hoy, viernes 13 de marzo de 2020, y hasta que se indique lo contrario, en nuestra diócesis nos atendremos a las siguientes normas: 

1.- Se mantienen las celebraciones litúrgicas y sacramentales, es decir, misas, bautismos, matrimonios, funerales, confesiones, etc., respetando las indicaciones de las autoridades sanitarias.

2.- Respecto de la celebración de la santa Misa:

a) Mantenemos las medidas que en su momento se anunciaron en las celebraciones de la eucaristía: retirar el agua bendita de las pilas de las iglesias, no dar a besar imágenes, suprimir el gesto de la paz, y recibir la comunión en la mano (para la fundamentación litúrgico-teológica, ver anexo).

 b) Los ministros ordinarios y extraordinarios de la eucaristía se desinfectarán las manos antes y después de distribuir la comunión.

c) Solamente aquellas personas que por incapacidad física no puedan recibir la comunión en la mano podrán comulgar en la boca y, para preservarlos y preservar al resto de los fieles, comulgarán los últimos.

 d) Se recomienda a las personas mayores, a personas que están en grupos de alto riesgo y personas enfermas con otras patologías, que los domingos participen en la Santa Misa a través de los medios de comunicación.

 e) Podrá seguir llevándose a cabo la visita domiciliaria a las personas mayores e impedidas que lo soliciten, para la recepción de los sacramentos, guardando las medidas restrictivas recomendadas por los responsables de la salud pública.

3.- Respecto a las actividades pastorales: se suprimen las actividades formativas de niños, jóvenes y adultos. Por tanto, la catequesis, la formación permanente de adultos y las reuniones de todos los grupos diocesanos y parroquiales.

4.- Se suprimen las actividades extraordinarias programadas con motivo del tiempo de cuaresma.

5.- Respecto a la atención caritativo-social (Cáritas), ya sea a nivel diocesano como parroquial: se suspenden todas las actividades excepto los servicios de comedor, para los cuales cada parroquia dará las disposiciones particulares que estime convenientes. La atención a los casos más urgentes se llevará a cabo de forma individualizada, procurando que el usuario se ponga en contacto previamente con el responsable de la Cáritas.

6.- En todas las misas rezaremos por la superación de esta crisis sanitaria que azota, como pandemia, a nuestro mundo, pidiendo particularmente por nuestro país, por nuestra ciudad y por nuestros pueblos. Os invito a que también cada uno de vosotros, en su oración personal, acoja esta súplica.

Como vivimos en una situación que va adaptándose a la realidad sanitaria, hemos de permanecer abiertos a nuevas normas o criterios que respondan a la evolución de la expansión o al retroceso del Covid 19.

Sin perder la esperanza y manteniendo el ánimo firme, confiadamente, los cristianos, nos ponemos en manos de Dios y, junto a nosotros, ponemos también a todos los hombres y mujeres.

En toda hora, pero más en estos tiempos, no dejemos de invocar a nuestra madre, la Santísima Virgen María, como salud de los enfermos. Que ella cuide de los enfermos y de todos los profesionales de la medicina (médicos, investigadores, enfermeros y el personal asistencial) que hacen frente a esta crisis de salud pública.

Vicente Ribas Prats, Administrador diocesano de Ibiza y Formentera


ANEXO: FUNDAMENTACIÓN LITÚRGICO-TEOLÓGICA PARA EL RITO DE LA PAZ Y LA RECEPCIÓN DE LA SAGRADA COMUNIÓN EN LA MANO

El rito de la paz

El gesto de darse la paz, según las rúbricas del Missal romà, n. 142 (p. 500), se propone “si parece oportuno” (y, además, se prescribe que dicho signo pueda adecuarse a las costumbres del lugar). Por tanto, responde a la externalización de la preparación interior que hemos de realizar quienes nos acercamos a recibir la comunión, y tiene su fundamento en las palabras del Señor:

Por tanto, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda (Mt 5, 23-24).

Por tanto, lo que verdaderamente hemos de conservar es esa preparación interna que nos dispone y hace dignos de comulgar el cuerpo de Cristo. Que nadie olvide que el gesto de la paz no es un gesto social, como lo es el saludo, sino la adecuación de nuestro interior a la exigencia del amor mutuo: En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros (Jn 13,35).

La recepción de la sagrada comunión en la mano

Respecto a la recepción de la sagrada comunión en la mano, ha de considerarse un gesto igual de digno que la recepción en la boca, antiquísimo (ya lo observamos en las catequesis de Cirilo de Jerusalén, s. IV, por ejemplo), y permitido por la instrucción de la S.C. para el culto divino Memoriale Domini (1969). No debería invocarse el derecho absoluto a recibirla en la boca, ni hay por qué considerarse indigno de acoger el cuerpo de Cristo en las propias manos.

En cambio, sí es preceptivo el amor al prójimo, que incluye el deber de velar y proteger el bien integral del hermano. Por tanto, ante esta situación, en la que se están adoptando medidas sanitarias y sociales extraordinarias, todos debemos poner de nuestra parte y colaborar desde la virtud de la prudencia, el sentido común, y nuestra responsabilidad comunitaria. Tengamos mucho cuidado de no caer en la temeridad o falta de conciencia de la gravedad de la situación. El Catecismo de la Iglesia Católica (n. 2288) pide precisamente cuidar de la vida y de la salud física de los ciudadanos.

No olvidemos que la verdadera indignidad no viene de nuestras manos sino de nuestros pecados, como afirma el apóstol san Pablo: De modo que quien coma del pan y beba del cáliz del Señor indignamente, es reo del cuerpo y de la sangre del Señor. Así pues, que cada cual se examine, y que entonces coma así del pan y beba del cáliz. Porque quien come y bebe sin discernir el cuerpo come y bebe su condenación (1Cor 11, 27-29).

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