FIESTA DE LA INMACULADA

Recuerdo como en mi infancia aprendíamos la canción: «Más bella que la luna, sin sombra ni arrebol. / Sois santa cual niguna y pura más que el sol. / Vos sois sin mancilla la paloma del Señor, / la rara maravilla de Nuestro creador.» Llegado el día de la fiesta la cantábamos en la procesión que organizaban las Hijas de María. Algo parecido sucedió la tarde del siete de diciembre cuando a las 20’00 en punto, repicando las campanas de el Puig y de Ntra. Sra. de Lourdes de Santa Eulalia, empezaron a salir, con una vela encendida en la mano, los niños y niñas de primera comunión, acompañados de sus padres, los adolescentes de confirmación, los obreros portando la estatua de la Inmaculada, los componentes de la Delegación de Juventud y animadores de esta gozosa procesión en honor de la Purísima. Detrás seguía el Sr. obispo camino de misa y un buen puñado de cristianas y cristianos comprometidos de todas las edades que participaban con la juventud de sus parroquias. Abriendo el paso la policía local, la comitiva rezaba el santo rosario y alababa María con canciones apropiadas. Cerraba el cortejo Protección Civil.

Como los habitantes de Éfeso que siglos antes habían acogido los padres conciliares, Sta. Eulalia fue el centro mariano de Ibiza y Formentera. Todos y todas, llegados a la cima, cantaban los loores a María: «Salve, salve, Cautaban María. / Que más pura que tú solo Dios. / Y en el cielo una voz repetía / ¡Más que tú, solo Dios, solo Dios!

Y para que conste en los archivos correspondientes, a la salida de la Iglesia jubilar, los obreros nos obsequiaron con un vaso de chocolate ardiente como nuestros corazones.

 

       

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