El domingo, 29 de julio, las campanas de la catedral dieron el toque de fiesta anunciando a la Villa de Ibiza que las Hermanas Marta y María celebraban su patrona Sta. Marta. El interior de la catedral estaba cuidadosamente adornado. El coro de la parroquia de Sta. Cruz, dirigido por Elena, y los numerosos asistentes esperaban el inicio de la procesión de entrada, presidida por el sr. obispo, para entonar el cántico de la unidad: Unidos en el nombre del Señor.

El salmo responsorial fue Gustad y ved que bueno es el Señor, dichoso el que se Acoge a Él. Escuchamos la narración del episodio de la muerte de Lázaro, el hermano de Marta y María. Y en la homilía, el sr. obispo desglosó los dos episodios que se narran en el evangelio: Ante la actitud inquieta y preocupada de Marta, Jesús le dice: «Marta, Marta, María ha elegido la mejor parte«. Y en el segundo episodio comentó la muerte de Lázaro y el sentimiento de dolor y emoción de Jesús que lloró por la muerte de Lázaro. No le faltaron palabras de esperanza cuando dijo a Marta que su hermano resucitaría porque Él es la Resurrección y la Vida. Continuó hablando de que la familia de Lázaro amaba Jesús y Él les correspondía, su casa era su hogar cuando subía con los apóstoles a Jerusalén. Habló, también, del santuario que hay en Cuba dedicado a San Lázaro y que fue visitado por el papa Juan Pablo II, como referente de la devoción del pueblo cristiano a este santo. Acabó dirigiendo unas palabras a las Hermanas Marta y María, fundadas en 1979 en Guatemala, y su presencia en la diócesis hace 13 años. Actualmente extendida por once nunciaturas y desarrollando su propio carisma: la espiritualidad interior y la acción directa a los más necesitados.

Continuó con el ofertorio, después de expresar comunitariamente nuestra fe, y mientras los acólitos preparaban el altar el coro cantaba: Te Ofrecemos, Señor, este pan y este vino. Terminada la eucaristía entonó el himno propio de la congregación; transcribo una estrofa del mismo: Mujeres del evangelio, Marta y María, a las dos, amigas de Jesucristo y testigos de su amor. De ti aprenderemos, Marta, a servir siempre al Señor en el pobre, en el enfermo, en el que sufra un dolor. También de ti aprenderemos, Marta, la creyente fiel, a no dudar del Maestro y confesar Nuestra fe.

Y seguimos la fiesta en el locales anexos a la casa del sr. obispo con un fraternal y caluroso ágape ofertado por la comunidad de las Hermanas Marta y María a todos los presentes. FELICIDADES, por la hermosa, humilde y callada misión que el Señor os tiene encomendada en nuestra diócesis.

Deja tu comentario