Para el día de San Juan estábamos convocados/as las religiosas y religiosos de Ibiza a un encuentro en Formentera con nuestras hermanas las Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará. Gracias al buen y esmerado servicio de Balearia, pasadas las 11:00 ya estábamos en el convento de la Virgen Milagrosa. Ellas, nuestras hermanas, nos recibieron con el corazón abierto y la sonrisa en los labios, muy propio de la vida religiosa.
Poco antes de las 12:00 saludábamos al párroco, Miquel Ángel Riera, y participábamos en la eucaristía dominical, con el pueblo de Dios, en la parroquia de San Francisco Javier. Eucaristía, precedida por unas palabras de presentación y motivación para los feligreses y turistas asistentes, pronunciadas por sor Gracia Navarro. Fue muy emotiva, respetuosa, animada por el coro parroquial y su conjunto de guitarras.
Terminada la ceremonia religiosa el párroco nos invitó a visitar la parte alta del templo y la rectoría para disfrutar, bien soleados y con la brisa de levante, de las admirables vistas de Formentera. A las 13:30, después de las fotos de rigor, en la plaza, arropados por la sombra de los olivos, nos desplazamos al restaurante la Estrella donde tuvimos un buen y eficiente servicio y una calidad de alimentos de las mejores estrellas. Terminado el almuerzo, siempre acompañados por la comunidad anfitriona, nos dirigimos, en autocar, a la Mola, deteniéndonos en el kilómetro 9,5, confluencia del término de las tres parroquias, donde está erigida la Cruz de Término, en recuerdo de las misiones que predicó el Padre Francisco Palau. Desde nuestro interior brotó una oración de gratitud y recuerdo. Seguimos, sin detenernos, pero con las explicaciones históricas y geográficas de los lugares por donde pasábamos: Caló de Sant Agustí con su subida al monasterio, escuela unitaria de El Pilar, la viña, el vino propio de Formentera, sus bancales, tan bien cuidados ellos!, los aljibes, los molinos de Forment – trigo – (de donde proviene el topónimo Formentera), el faro y, donde estuvimos un buen rato fue en el acantilado recordando que bajo nuestros pies estaba la cueva donde encarcelaron al fundador de las RR. TT. Trinitarias. Ya de vuelta nos paramos a visitar la parroquia del Pilar. Ante la Virgen cantamos la Salve, pidiéndole que desde su Pilar (Mola) bendiga al pueblo formenterés y a sus visitantes. En El Mirador, tenemos una segunda parada para disfrutar de las vistas marinas y más allá, Ibiza, mientras las Servidoras nos esperaban con un agradecido vaso de agua fresca acompañado de un pastelito. La penúltima parada la tenemos en Sant Ferran de Ses Roques. A las puertas del templo nos esperaba el P. Sergio para saludarnos. A los pies de Jesús Eucaristía y recordando la vida del Bautista que se oscureció para dar luz, iluminar, a Jesús, rezamos por las vocaciones sacerdotales y religiosas. Ya dentro del autocar, conducido por un atento, simpático y experimentado conductor dimos una vuelta por Es Pujols, los estanques Pudent y des Peix y Sa Savina, donde las hermanas «formentereras», siempre atentas, nos volvieron sorprender con el menú más deseado a estas horas, agua fresca y flaó. Y camina caminarás a las barcas de Formentera llegarás.
Y antes de cerrar este capítulo, es obligatorio agradecer, aleatoriamente, a todas las personas que han hecho posible esta jornada de hermandad, esparcimiento e intercomunicación. Sor Gracia Navarro, alma y empuje en la organización, D. Miguel Ángel Riera, sacerdote y misionero de la misericordia, que ni un solo momento, a pesar de sus ocupaciones dominicales, nos ha dejado solos, un calificado guía, compañero y hermano. La Comunidad anfitriona, M. Reina, sor Piedad y Lucero, que se han prodigado hasta rebosar acogida, simpatía, siempre atentas a cualquier descuido o desorientación de alguna despistada. Y a Dios, nuestro Padre, por concedernos un día de fraternidad y sororidad intercongregacional, de sol y sombra, de aire de la marina, de luz, de vida formenterenca, de unos freus planos, quietos y transparentes, al acecho de Es Vedrà, la montaña mítica y mística que en todo momento nos ha guiado con mano Providente.
Y a todas y a todos, las que han podido disfrutar de este día y las que han permanecido en la comunidad os invito a rezar estos versículos del salmo 133: Bendecid al Señor, vosotros/as, / siervos/as del Señor/los/las que pasáis la noche en la Casa del Señor./ Levantad las manos hacia el santuario,/ y bendecid al Señor / que hizo Cielo y Tierra./
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