Cuando se decretó el estado de alarma, hace ya más de un mes, CÁRITAS Diocesana de Ibiza redujo sus actuaciones para cumplir las restricciones de la administración y para cuidar en lo máximo posible a los participantes que van a visitar sus instalaciones y al equipo humano de la entidad.
Los programas de infancia y familia en Betania y los talleres de inserción de “A Tot Drap” y “Can Pep Xico” se cerraron para atenciones externas de los participantes. No obstante, actualmente en Betania se está haciendo telemáticamente la formación de inglés para adultos; en “A Tot Drap” se sale puntualmente a recoger la ropa de los contendores, y en “Can Pep Xico” el equipo humano sigue dedicándose a las labores de la finca. En estos tres programas se sigue manteniendo contacto telefónico con los participantes de los mismos para conocer su situación y cómo la están gestionando.
Por otro lado, en la sede se sigue repartiendo desayunos y cenas en táper para una mayor seguridad de equipo y participantes. A su vez, los lunes, miércoles y viernes se reparten los lotes de alimentos a las personas que lo requieran o vengan con vales de los ayuntamientos o de la propia entidad de Cáritas.
En el pabellón de El Raspallar en Blancadona, se ha habilitado un centro para las personas sin hogar. En el centro hay espacio hasta para 50 personas sin hogar que viven allí el confinamiento y donde se colabora desde CÁRITAS llevando ropa y otros materiales.
Desde el 1 de abril se puso en marcha en Cáritas diocesana la atención telefónica para los participantes que llaman con alguna necesidad, ya sea social o psicológica, y así intentar ayudarles en estos momentos donde el contacto directo no es recomendable. Ese mismo día también comenzó la campaña de recogida de donativos para ayudar económicamente a las personas que por causa del COVID-19 no pueden trabajar o van a iniciar más tarde la temporada.
Todas estas acciones son realizadas por el equipo contratado de la entidad, que multiplica sus esfuerzos en estos días.
