DICIEMBRE 2021: QUERIDÍSIMA IGLESIA DE IBIZA Y FORMENTERA

DICIEMBRE 2021: QUERIDÍSIMA IGLESIA DE IBIZA Y FORMENTERA

Es la primera vez que os escribo como obispo de nuestra diócesis de Ibiza y Formentera. Mis primeras palabras son de agradecimiento. Gracias a todos por cómo acogisteis mi nombramiento y por cómo sentí vuestro calor y cercanía el día de mi ordenación y toma de posesión.

Ser obispo es la nueva tarea que se me ha encomendado por parte de la Iglesia y, en concreto, ser vuestro obispo. Todos los obispos son iguales desde el punto de vista sacramental, desde el que encabeza la diócesis más pequeña hasta el papa, que es el obispo de Roma. Y a todos se nos ha encomendado una misma tarea desde los tiempos del Señor Jesús y que fue recogida por san Pablo: proclama la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, arguye, reprocha, exhorta con toda magnanimidad y doctrina. Porque vendrá un tiempo en que no soportarán la sana doctrina, sino que se rodearán de maestros a la medida de sus propios deseos y de lo que les gusta oír; y, apartando el oído de la verdad, se volverán a las fábulas. Pero tú sé sobrio en todo, soporta los padecimientos, cumple tu tarea de evangelizador, desempeña tu ministerio (2 Tim 4, 2-5).

Esta tarea debe realizarse de acuerdo con los tiempos y circunstancias que cada época requiere. Hoy no podemos utilizar un lenguaje ni unos métodos ajenos al lenguaje y a las sensibilidades de nuestro tiempo. Hoy no podemos vivir alejados de la vida y de las sanas costumbres de los que se proclaman cristianos, discípulos de Jesucristo, y quienes no lo son.

Ser obispo supone un cambio radical en mi ministerio, pues en adelante nuevas responsabilidades y también nuevas exigencias van a formar parte de mi vida. Pero estas nuevas competencias que afectan al ministerio no modifican a la persona. Algunos me habéis dicho con inquietud que ya no seré el mismo, que ya no podré hacer lo que hacía ni relacionarme con vosotros de la misma manera. Dicho de una manera gráfica y utilizando una imagen de unos “josepins”: “Abans el veien passant el motocultó, ara ja no ho fará mes”. Seguramente no podré pasar el motocultor con la frecuencia que lo hacía, pero esto no significa que deje de pasarlo y, por tanto, en lo humano, de ser uno más, de seguir siendo el que era. Los obispos no debemos estar encerrados. Yo no pienso hacerlo. En una reciente entrevista que me han hecho para el semanario “Alfa y Omega” me preguntaban si tenía algún ideal de obispo. Y yo respondí: No, no tengo ningún ideal de obispo. Es más, no existe ningún obispo ideal. Si me preguntases cuál es el ideal de los obispos, pues, entonces, sí. Y la respuesta no puede ser otra que Jesucristo, el único que verdaderamente es el Buen Pastor. Los demás –y me voy a referir a los obispos, porque me lo has preguntado– lo que tenemos que hacer es, en la medida de lo posible, ser reflejo de Jesucristo. Me viene a la memoria un fragmento de la novela “Las sandalias del pescador”, cuando en los entresijos del cónclave, un cardenal le dice a otro que lo que hace falta –referido al Papa que tenía que ser elegido– es que fuera un santo. Y el otro le contesta: “Un santo, no. Un hombre para los demás hombres y de los hombres. Un hombre que pueda sangrar por ellos, y amonestarlos, y hacerles saber siempre que los ama. Un hombre que pueda romper el cerco de este jardín dorado y convertirse en otro Pedro”. Aquello que M. West le pedía al papa de su novela, es válido para todo obispo.

Aprovecho la ocasión para felicitaros las próximas fiestas y el inicio del nuevo año. ¡Molts anys i bons per a tots! ¡Que el Bon Jesús estiga sempre en la vida de tots naltros!

+Vicent Ribas Prats
Obispo de Ibiza y Formentera