Coincidiendo con la celebración, este mes de noviembre de los Fieles Difuntos, el obispo de Ibiza, monseñor Vicent Ribas Prats, publica en la revista de la diócesis un artículo en el que reflexiona sobre la importancia de la “cultura de la previsión” para que se respete la voluntad de las personas que desean tener unas exequias católicas cuando hayan fallecido.
“Las exequias católicas conservan un profundo valor espiritual, comunitario y humano. No son un simple protocolo funerario, sino una expresión de fe en la vida eterna, un acto de esperanza y un consuelo para los vivos”, destaca el obispo. Por ello, “garantizar su realización conforme al deseo del difunto no es sólo una cuestión litúrgica: es un acto de respeto y de libertad de conciencia”.
Monseñor Ribas comenta también en su artículo que durante la visita pastoral que ha realizado a las parroquias de la diócesis ha podido constatar que “hay familias que prescinden de las exequias religiosas o las sustituyen por ceremonias civiles, unas veces por desconocimiento, otras por diferencias ideológicas con la persona fallecida y otras, por la pérdida de los valores religiosos de una generación a otra”. Se da la circunstancia, explica, de que en muchos de estos casos, el difunto habría deseado recibir cristiana sepultura y que su último paso por este mundo fuera en la parroquia a la que, de diversas formas, estuvo vinculado, pero no dejó constancia escrita de ello. Esta falta de previsión y de claridad puede generar tensiones familiares y decisiones contrarias a la fe del fallecido, ante lo cual -subraya el obispo- adquiere gran relevancia el ‘Documento de voluntades anticipadas’, un instrumento jurídico y moral que permite expresar por escrito el deseo de recibir exequias conforme al rito católico. Este documento puede redactarse ante notario, incluirse en el testamento o registrarse en instituciones civiles o eclesiásticas. Su valor no es meramente formal: garantiza que, llegado el momento, la voluntad del creyente sea respetada.
“Promover la cultura de la previsión es, por tanto, una tarea necesaria. Así como muchos planifican su herencia material, también deberíamos cuidar nuestra herencia espiritual. La diócesis, las parroquias y las instituciones civiles deben colaborar para facilitar esta práctica, sensibilizando sobre la importancia de dejar constancia del deseo de unas exequias católicas”, señala el prelado. “Las exequias no son un simple gesto simbólico: son el último acto de fe y comunión del creyente con Dios y con la comunidad cristiana. Garantizarlas mediante el ‘Documento de voluntades anticipadas’ es una forma de vivir coherentemente el Evangelio hasta el final”.
