El viernes 17 de mayo a las 20 horas se celebró, en la parroquia de El Salvador de la Marina (San Telmo), la eucaristía en honor de San Juan Bautista de La Salle y, también, por el XIV aniversario de la ordenación del sr. obispo, Don Vicente Juan Segura,ordenación episcopal que se llevó a cabo en la S.I. Catedral de Ibiza el día 14 de mayo de 2005. Los hermanos de La Salle y el sr. obispo estuvieron acompañados por un nutrido grupo de fieles entre los que estaban profesores de los colegios diocesanos de Sa Real y Can Bonet.
En la acción de gracias, el Hno. visitador auxiliar leyó el siguiente comunicado:
Apreciados amigos y hermanos en el Señor: D. Vicente, Obispo de la diócesis de Ibiza, Don Ricardo, vicario de esta Comunidad Cristiana de San Telmo, sacerdotes, religiosas y laicos que habéis venido a esta celebración desde diferentes lugares de la isla.
Hemos querido compartir y celebrar con todos vosotros el 300 aniversario de la muerte de San Juan Bautista de La Salle, nuestro Padre Fundador… Y hemos querido estar con vosotros aquí, en esta iglesia de “San Telmo”, a los pies de la Virgen del Carmen, como muestra del aprecio que los Hermanos de La Salle tenemos por María, la Madre de Jesús, a quien veneramos como “Madre y reina de las Escuelas Cristianas”.
Un 7 de abril de hace exactamente 300 años, nos dejó Juan Bautista de La Salle, un sacerdote bueno, que dio su vida por la causa de la educación cristiana de los niños que deambulaban por las calles de las grandes ciudades de Francia. Estamos celebrando el 300 aniversario de la muerte de este hombre que la Iglesia reconoció como Santo en 1900. Y lo celebramos bajo un lema: “Un Corazón, un Compromiso, una Vida”.
Los tres sustantivos reflejan muy bien la forma de ser y de vivir de Juan Bautista de La Salle. Un corazón sensible y apasionado, capaz de percibir a Cristo en los harapos de los niños que frecuentaba sus aulas. Un compromiso vital en un proyecto que para la sociedad francesa de aquel tiempo no era significativo: no le interesaba la educación de la infancia y los maestros carecían de cualquier tipo reconocimiento social. Finalmente el último sustantivo, una Vida. JBLS vivió 67 años, una vida longeva para aquellos años tiempos de penuria global, una vida que fue gastando por los caminos de Francia, intentando crear escuelas populares, fundamentadas en los principios del Evangelio. Una vida que se fue agotando por el cansancio y la enfermedad, una vida gastada de tanto dar vida. Creo que estos tres sustantivos también pueden aplicarse a todos nuestros fundadores: San Agustín, el Beato Francisco Palau, D. Sebastián Gili Vives, P. Miguel Ferrer Bauzá… Sin olvidarnos de Juan de Avila y Juan María Vianney, patrono de todos los sacerdotes que estáis aquí, en esta celebración. No quisiera olvidarme en este momento de Acción de Gracias del decimocuarto aniversario de la Ordenación Episcopal de nuestro Obispo, Don Vicente, que tanto ha hecho por nuestra diócesis y que tan cercano se ha sentido a la Comunidad de hermanos.
En este contexto celebrativo del Tricentenario Lasaliano quisiera manifestar que la “Opción de Vida” de los Hermanos de La Salle, refrendada por su consagración religiosa, es una opción de vivir en la sencillez, vivir desde la alteridad, desde una entrega basada en un amor universal, desinteresado y gratuito. Una vida fundamentada en una permanente disponibilidad para salir al camino e ir a donde más se nos necesite. Desde esa disponibilidad llegaron a Ibiza los primeros Hermanos en agosto de 1991, y los que vinieron después en los años siguientes.
En estos 28 años la Comunidad ha estado disponible para responder a cuanto la Diócesis le ha pedido. Y en esta dedicación también ha sentido la reciprocidad de la iglesia ibicenca y sus feligreses, con su acogida, apreció y confianza manifestada en innumerables gestos. La estancia de la Comunidad entre todos vosotros ha supuesto para los Hermanos que por aquí hemos pasado una rica experiencia de eclesialidad.
Con gran sentimiento quiero comunicaros que la Comunidad dejará la Diócesis a finales de julio. Llega el momento de nuestra partida. Han pasado 28 años desde aquella llegada de los primeros Hermanos para colaborar en diversas tareas diocesanas. Los hermanos marchamos con el sentimiento de haber cumplido la Misión que se nos encomendó. Y lo hacemos desde el sentimiento de haber sido testigos durante estos años de la revitalización de la diócesis en el crecimiento vocacional, tanto del clero como de un laicado cada vez más capaz y comprometido. Los Hermanos decimos adiós a la Diócesis, pero la llevaremos siempre en el corazón. Y decimos adiós desde la convicción de marchar para seguir dando vida en otros ambientes donde la Misión Lasaliana nos requiera, como prometimos en nuestra consagración religiosa.
Que la “Mare de Deu de les Neus”, la madre buena, vele por todos nosotros y nos ayude a perseverar en la fe, en el servicio de todo lo que da vida a las personas; y en el compromiso de luchar contra todo lo que destruye la vida, el mayor don del Creador.
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