Este pueblo, que tiene el nombre del Arcángel San Miguel celebra hoy su festividad, su fiesta patronal, y es una fiesta que nos mueve a ver a San Miguel, a acoger su ayuda y sus enseñanzas, y siendo el día de la Parroquia, pues que esta Parroquia que lleva su nombre se reafirme como parroquia, Vamos a considerar pues, estos dos aspectos: lo que San Miguel aporta a nuestra vida y lo que una parroquia, y en concreto esta Parroquia esta llamada a ser.

Desde hace varios siglos, casi con toda certeza desde el siglo XIV existía un templo en el quartó de Balanzat dedicado a San Miguel y dependiente de la única parroquia que entonces había en Ibiza y Formentera, la Parroquia de Santa María en Dalt Vila.

Y ¿quién es ese San Miguel al que estaba dedicada esa capilla, desde 1785 parroquia?

San Miguel es uno de los siete arcángeles y está entre los tres cuyos nombres aparecen en la Biblia. Los otros dos son Gabriel y Rafael. La Santa Iglesia da a San Miguel el más alto lugar entre los arcángeles y le llama «Príncipe de los espíritus celestiales», «jefe o cabeza de la milicia celestial».

San Miguel Arcángel aparece tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento. En el Antiguo Testamento, San Miguel Arcángel es mencionado varios textos. En Daniel 10:13, se le llama “Miguel, uno de los príncipes de primer rango”. En Daniel 12:21 es “Miguel, el capitán de ustedes”. En Daniel 12:1, es “Miguel, el gran príncipe protector”. En Josué 5:13-15 es “Capitán de los Ejércitos del Señor”. En el Nuevo Testamento, San Miguel Arcángel es mencionado en Apocalipsis 12:7-9 cuando dice que “Miguel y sus ángeles” combatieron al dragón o Satanás. Aunque solo en Judas 1:9 se le menciona con el título de arcángel, su papel de jefe de los ejércitos de Dios, capitán y príncipe en el Antiguo Testamento lo destacan entre los demás ángeles.

La cristiandad desde la Iglesia primitiva venera a San Miguel como el ángel que derrotó a Satanás y sus seguidores y los echó del cielo con su espada de fuego.

Se nos presenta San Miguel como ante todo, el enemigo de Satanás. También es el ángel de la muerte ya que se dice que le ofrece a las almas la oportunidad de redimirse antes de morir. Y su tercera labor es la de pesar las almas en una balanza perfecta en el dí­a del Juicio Final. Es también el guardián de la Iglesia universal.

Personaje, pues, interesante, y su fiesta, mediante la reflexión de sus referencias, puede ser una buena ayuda para nuestra vida. San Miguel pues es una de las ayudas con que podemos contar para hacer frente al demonio; Jesús, nos lo cuentan los Evangelios, tuvo, como cualquier hombre, las provocaciones y tentaciones del demonio pero las venció. Nosotros hemos de tratar de vencerlas también para ser como Dios, para nuestro bien, quiere que seamos, pues no hay nada que nos pida Dios que no sea a favor nuestro. San Miguel nos guarda y nos defiende en todas las incursiones del demonio, a lo largo de nuestra navegación por la vida.

San Miguel es también guardián de la Iglesia. La tradición católica ha reconocido desde hace tiempo a San Miguel como el protector y guardián de la misma Iglesia y el ángel del Santísimo Sacramento. El papel de San Miguel como protector y guardián ha llevado también al diseño de las estatuas que lo representan, en las enseñanzas católicas, como guardián de la Iglesia y sus principios; es visto como luchador en la batalla en curso contra el engaño de Satanás, acudiendo en ayuda de los fieles cuando nos encomendamos a él. Diversas oraciones católicas y las novenas hacen un llamado a él para su protección. El papel del tutor y protector de la Iglesia (visto como la Casa de Cristo) se refleja en las oraciones católicas a San Miguel.

La celebración de la fiesta de San Miguel, pues, es algo que puede ser de ayuda para nuestra vida: aprovechémoslo y que no sea un día más del año, sino un paso nuestro más hacia delante, pero hacia delante hacia donde debemos ir.

Y hoy es también el Día de esta Parroquia. Un día para fomentar la conciencia de nuestra pertenencia a la Iglesia, concretada en la vinculación de cada uno a su propia parroquia. Cada uno hemos sido llamados a ser miembros del Pueblo de Dios, un pueblo cuyos miembros han de estar unidos en el amor recíproco y que tiene el encargo de servir y transformar hacia el bien al mundo, con la ayuda y la luz del Evangelio.

En todo el año cada parroquia nos ofrece la celebración de la Eucaristía, el anuncio de la Palabra de Dios, la práctica de los Sacramentos, el ejercicio de la caridad. En cada parroquia se dan las catequesis de los niños que se preparan para recibir la Primera Comunión, de los jóvenes que se preparan para recibir el Sacramento de la Confirmación, la formación cristiana de las parejas que piensan contraer el Sacramento del Matrimonio en los próximos meses; los catequistas y responsables de evangelización adquieren su formación para ejercer del mejor modo posible su servicio, las actividades de las Caritas en cada parroquia promueven que el amor y la ayuda que Dios quiere dar y ofrecer llegue a través de los fieles.

La parroquia, una vez iniciada nuestra fe, la mantiene y fortalece. Formando parte de una parroquia, hemos de preguntarnos: ¿qué hacemos nosotros por los demás?

Cada uno de nosotros ha recibido dones de Dios y como nos enseña la parábola de los talentos (Mt 25, 14 y ss.) uno no debe guardar esos dones, sino que los debe hacer fructificar en el sentido por el cual Dios nos los hablado. Todos hemos recibido dones de Dios y por eso, cada uno puede aportar algo a los demás en la propia comunidad parroquia. Es viva y grande  una parroquia en la que todos colaboran: obreros, catequistas, miembros del coro, conservadores de los edificios, miembros de las asociaciones, etc.

Esta fiesta, pues debe provocar debe provocar en cada uno una reflexión de la pertenencia a la propia parroquia, reconocer con gratitud lo que hemos recibido de Dios y usarlo y ofrecerlo al
servicio de la comunidad parroquial. Por ello es una buena ocasión de preguntarnos: ¿en qué puedo servir y ayudar?

Que la celebración, pues, hoy, un año más de la fiesta de esta Parroquia nos ayude a todos a aprender más de San Miguel, a quererlo más y a ser miembros vivos de la Parroquia

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