· Con esa Eucaristía solemne, damos gracias a Dios por el 144 aniversario de la fundación de la Congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados que la historia fija el día 27 de enero de 1873, en Barbastro, aunque poco después se trasladó la sede de la Casa Madre a esta casa el 11 de mayo de ese mismo año. Damos gracias a Dios por su misericordia expresada en este servicio que la Congregación en su nombre presta con la ayuda y atención a las personas mayores en cuatro continentes: Europa, América, África y en Asia, en Filipinas. En Mozambique fui yo el promotor de que fueran allí y hay dos comunidades que no sólo han atendido ancianos sino que también han fomentado vocaciones. La de Filipinas fue inaugurada hoy hace 7 años. El paso del tiempo no disminuye sino mantiene y acrecienta la vitalidad de la Congregación.
· Saludo a las Madres del Consejo General y a todas las Hermanitas de esta Comunidad Local, que con generosidad se prodigan en atender a los residentes en esta Casa Madre, así como a las Hermanas estudiantes, a las Junioras, a las Novicias y a las Postulantes. Saludo también a los sacerdotes concelebrantes que hoy se unen a esta celebración con alegría y agradecimiento. Saludo a todo el personal que trabaja en esta Casa, a los bienhechores y a las personas que por su cercanía y amistad con las Hermanitas están presentes en esta celebración. Y saludo de modo especial a los residentes, que son la razón de ser de la misma, los destinatarios de todo lo que se hace aquí, los herederos de aquellos en los que pensaron los fundadores cuando hace 140 dieron los pasos necesarios para iniciar la Congregación. · El año pasado, desde el 8 de diciembre de 2015 hasta el 20 de noviembre de 2016 hemos estado viviendo el Año Jubilar de la Misericordia, una espléndida iniciativa que nos ha propuesto el Papa Francisco para que seamos más conscientes de la misericordia de Dios, que Jesús con su palabra, con sus gestos y con toda su persona nos la ha revelado. Y conociéndola, hemos de cumplir las palabras de Jesús en el Evangelio de Lucas 6,36: “Sed misericordiosos como vuestro Padre celestial es misericordioso”. · Y así el Año de la Misericordia debe haber provocado en todos nosotros, en todos sin excepción, ser misericordiosos. El Año Jubilar de la Misericordia terminó pero, como nos ha dicho el Papa Francisco en la última catequesis de ese jubileo: “no se cierra el corazón misericordioso de Dios, no se apaga su ternura para con nosotros pecadores, no cesan de brotar los ríos de su gracia. Del mismo modo, nunca se pueden cerrar nuestros corazones y no podemos dejar de cumplir nuestras obras de misericordia hacia los necesitados. Que la experiencia de la misericordia de Dios, que hemos vivido en este año jubilar permanezca en ustedes como inspiración de la caridad hacia el prójimo”. · Ha terminado el Año Jubilar, pero no termina la misericordia, porque es una actitud que debe de estar presente en el corazón de cada uno, creado a imagen y semejanza de Dios. Si este año ha sido positivo, si nos ha acercado al corazón de Dios y a los demás con corazón samaritano, a partir de ahora mismo puede ser una oportunidad maravillosa para ser testigos de la esperanza y la misericordia en medio del mundo. La misericordia que hemos recibido del Señor démosla a los demás. · Así, pues, con la experiencia y las enseñanzas que hemos recibido en este Año Jubilar de la Misericordia que no queden clausuradas, sino que sea agrandadas y mejor desarrolladas en nuestra vida y actividades las obras de misericordia, de modo que se produzcan buenos frutos en nuestras obras y nuestros corazones. · La Misericordia de Dios actúa de muchas maneras, pero una de esas maneras es hacer llegar su amor y misericordia por medio de algunas personas, que son instrumentos del camino de su misericordia. Y unas personas que han sido instrumentos de ese venir la misericordia de Dios han sido el Venerable Saturnino López Novoa, que con la ayuda y colaboración de otros buenos sacerdotes, en tal día como hoy en el año 1877, tras haber dedicado lo mejor de sus energías al servicio de los necesitados, fundó esta Congregación. Y con ellos un grupo de mujeres, guiadas por Teresa de Jesús Jornet e Ibars que acogieron las indicaciones de ellos y se pusieron a servir a ancianos. · Don Saturnino nació en Sigüenza en 1839. Hijo de una familia cristiana, perdió a su madre a los cinco años. Criado en su juventud en Berlanga (Soria), ingresó en el Seminario de Sigüenza, aunque después de trasladó a Barbastro, donde su tío Basilio fue Vicario Capitular y Deán. Ordenado sacerdote en 1855, desde ese año hasta 1863 desempeñó los cargos de profesor de Teología en el seminario, secretario de cámara y gobierno de la diócesis y párroco de Barbastro. Al ser su tío Basilio nombrado obispo de Huesca, lo acompañó él en calidad de secretario de cámara y canónigo. Con la revolución fue desterrado el obispo de Huesca a Zaragoza y allí le acompañó su secretario. Con ocasión del concilio Vaticano I también le siguió a Roma hasta la muerte del prelado. · De vuelta a Huesca, se consagra a la fundación de las Hermanitas de los Ancianos, que realiza el 27 de Enero de 1873, con Teresa Jornet e Ibars a la que nombra Superiora General de la Congregación. Desde entonces hasta su muerte, la dirección y desarrollo del instituto ocupa preferentemente su atención, promoviendo la extensión de la nueva Congregación. Una afección neumónica causó su muerte ocurrida en Huesca el 12 de Marzo de 1905. Sus restos mortales se trasladaron a la casa madre de las Hermanitas, en Valencia, el 7 de Mayo de 1912. · Destaca en Saturnino López Novoa su profundo espíritu eclesial. Bajo su guía la incipiente Congregación se va agrandando y van llegando nuevas peticiones. Como siempre ocurre, los comienzos fueron duros y a aquellas hermanitas no les faltaron contratiempos, sufrimientos y duras pruebas, pero ellas, llenas de fervor y fe, supieron superarlas y continuar llevando alivio y consuelo a los afligidos, cooperando así a su salvación, fin primario de toda acción apostólica. · Saturnino López Novoa encarnó el modelo de sacerdote pastoral, activo y emprendedor, entregado a la formación religiosa y con una gran sensibilidad social, buscando siempre a Cristo oculto en los más necesitados. En su corazón de apóstol ardía el fuego del Espíritu que le impulsó a lanzarse sin miedo a las tareas más arriesgadas. Es una colosal figura de la Iglesia en España, tan actual como digna de imitación. · De él se escribió en su nota necrológica: “a pesar de su humildad y del retraimiento en que vivía, la ejemplaridad de su vida sacerdotal, su esplendidez generosa, las Fundaciones que inmortalizan su nombre, hacen de él una interesante e importante figura….con sus limosnas enjugó muchas lágrimas, y socorrió muchas miserias.” · Al lado de Don Saturnino aparece un grupo de buenas mujeres entre las cuales estaba Teresa de Jesús Jornet e Ibars, persona que había estudiado, había servido en diversos lugares, entre ellos mi Diócesis de Ibiza ayudando a su tío el Beato Francisco Palau, y con sus buenas cualidades es la otra protagonista del gran acontecimiento por el que hoy damos gracias a Dios. · Nuestra Santa pasó casualmente por Barbastro, donde se encontró con el sacerdote Pedro Llacera, amigo de Don Saturnino. Llacera comprendió enseguida los excepcionales dones que adornaban a Teresa y le propuso el proyecto que llevaba en mente Don Saturnino. Acepta y el 11 de octubre de 1872 Teresa vuelve a Barbastro acompañada por su hermana María y su amiga Mercedes Calzada. Son el núcleo de la nueva fundación. Bajo la dirección de Don Saturnino, Madre Teresa Jornet lleva adelante, como Superiora General, el gobierno de las Casas que se van fundando y la guía de las religiosas. En esa tarea, la máxima es “Cuidar los cuerpos para salvar las almas”, y animada por su fe y su fidelidad al Evangelio, ver en los ancianos pobres y abandonados, la figura de Cristo. Por ello, sus energías eran dedicadas a que, sin faltarle nada de lo material, pidieran librarse de las escorias del pecado, que a todos nos puede acorralar, a recuperar, si la habían perdido, la gracia, y con la gracia la dignidad de hijos de Dios. · Dios se sirvió de la generosidad, de la bondad, de la disponibilidad de estas dos almas grandes para cumplir el designio divino de su misericordia: la realización de una gran obra en la Iglesia para el servicio de la ancianidad. Desde entonces hasta nuestros días, el camino abierto por el Venerable Siervo de Dios Saturnino López Novoa y Santa Teresa Jornet ha sido seguido por más de una decena de millares de Hermanitas que han encontrado así un camino de felicidad, de fidelidad a una llamada de entrega total y definitiva a Dios en los necesitados, preocupándose de asistir a la gente mayor, haciendo llevadera su vida y, sobre todo, cuidando sus cuerpos para salvar sus almas. · Desde entonces las Hermanitas miembros activos y generosos de Congregación han enjugado muchas lágrimas, han socorrido a mucha gente, ha resuelto tantos problemas familiares. Creo no exagerar si digo que sin la Congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados en mundo no sería el mismo; yo lo he visto con las obras que he conocido en África y en España y en Italia. · Por un lado, ha sido y es el providencial camino para que jóvenes hayan visto en su carisma y en su espíritu motivos suficientes para su vida y han profesado entre ellas, encontrando así un camino de felicidad y servicio. 103 Casas había cuando en 1897 murió Santa Teresa Jornet; Casi 200 hay hoy. Dentro de los muros de esas casas ha habido y seguirá habiendo muchos actos de acogida, de cuidado, de atención a tantas personas que lo requieren y que, sin las Hermanitas no serían posibles; mucha entrega, mucho sacrificio, mucha abnegación y oblación. Sin la Congregación todo ese espacio hubiera quedado vacío. · Por eso, en este día, agradeciendo a Dios, dador de todo bien, la misericordia que ha tenido a través de los miembros de la Congregación, vayan también dos palabras a las Hermanitas: Gracias y adelante. Al compartir vuestra acción de gracias a Dios os felicito por este feliz aniversario y a través vuestro a todas las demás extendidas por casi todo el mundo. Gracias por todo lo que desde la Congregación se ha hecho por hacer cercano y visible el amor y la misericordia de Dios. Y gracias, como no, por su testimonio. El bien que ustedes, como religiosas han hecho, hacen y harán a la Iglesia va mucho más allá de unas determinadas obras concretas. En nuestros días, cuando ante el avance del culto al cuerpo que acaba por destruir a la persona, el testimonio valiente de su castidad consagrada es expresión de un corazón que conoce la belleza y la recompensa del amor a Dios; ante la sed de dinero de nuestro mundo, su vida sobria y disponible al servicio de los necesitados nos recuerda a todos que Dios es la única riqueza que no perece; ante el individualismo y el relativismo, que llevan a la persona a convertirse en la única norma de sí misma, su vida fraterna en comunidad, capaz de organizarse y ser vivida, por ello, en obediencia, confirma qué Dios es Señor. · El mensaje que sale de la Congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados es una valiente llamada al seguimiento responsable, firme y decidido de Jesucristo, convirtiendo el amor en el centro neurálgico de su existencia. Así, fieles al legado del los Fundadores continuad sembrando esa existencia que es moderna, que defiende la verdad del valor de la vida humana, buscad la unidad en el amor; que los necesitados encuentren en vosotras ayuda, sembrando por todas partes un clima de serenidad y alegría. Este fue móvil que inspiró la existencia de este Don Saturnino y de la Santa Madre, en cuyo mensaje encontrarán siembre descubrir un modelo de vida válido para estimular su compromiso, siempre actual porque está basado en el amor y el amor no se acabará nunca porque es de Dios. · Todas comunidades cristianas de los lugares donde estáis establecidas deben alegrarse también hoy y felicitarlas por su testimonio de vida, por su entrega decidida y generosa a los demás. Y con toda la fuerza que nace de su corazón creyente os dice que sigue contando con vosotras. Que la celebración de hoy sea ayuda para hacer crecer más aún, a venciendo las dificultades, esa misión a la que lleváis ya 144 años dedicadas. |
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