El Santo Padre se ha reunido hoy con los formadores y seminaristas de las diócesis españolas de Ibiza, Valencia, Orihuela-Alicante, Segorbe-Castellón, Mallorca y Menorca. El Pontífice les reitera su solidaridad tras el dramático paso de la DANA: «Es la extrapolación de lo que vive cada ser humano que se enfrenta a una pérdida y se siente solo, desubicado, necesitado de apoyo para poder continuar».
De la Diócesis de Ibiza han acudido al encuentro los dos seminaristas de la Diócesis, Juan Carlos y Joel, junto al Obispo de Ibiza, Mons. Vicent Ribas Prats y el Vicario General, Mons. José Martínez Franco.

En la foto, Juan Carlos (derecha) y Joel (izquierda), junto al Obispo de Ibiza, Mons.Vicent Ribas Prats.
En el breve saludo pronunciado en español, el Santo Padre se refirió al dolor y al luto provocado por el devastador paso de la DANA en octubre de 2024 por la Comunidad Valenciana y otras regiones españolas. Esta situación nos abre a la esperanza, observó el Pontífice, «pues, obligándonos a tocar fondo y a dejar atrás todo lo que parecía sostenernos, nos permite ir más allá».
No es algo que podamos hacer solos, es una oscuridad inmensa la que ustedes han vivido y están viviendo. Y pienso en la ayuda desinteresada de tantas personas, los ojos llenos de entrega de la gente, han sido capaces de iluminarnos con la ternura de Dios.
En este campo, prosiguió el Obispo de Roma, «están llamados a trabajar ustedes». Añadió que «la DANA no es un fenómeno atípico que simplemente esperamos no vuelva a suceder, es la extrapolación de lo que vive cada ser humano que se enfrenta a una pérdida y se siente solo, desubicado, necesitado de apoyo para poder continuar». En este sentido, retomó los pasajes del Libro del Profeta Isaías (61,1) y del Evangelio según San Lucas (4,18):
«Jesús lo dice con toda claridad: ‘para esto he sido ungido —para esto son ungidos ustedes—, para vendar los corazones quebrantados, para proclamar el año de gracia del Señor’.
El consejo de Francisco a los formadores y seminaristas
Por ende, el Pontífice subrayó que «ser sacerdote es ser otro Cristo, es hacerse barro en el llanto del pueblo» y les pidió que cuando vean a «la gente rota, porque en Valencia hay gente rota», les entreguen «pedazos» de sí mismos, «como Cristo lo hace en la Eucaristía». Y les exhortó a «darse gratis», ya que «todo lo que tienen lo han recibido gratis» y les instó a no olvidarse de la gratuidad.