Fernando Jesús Bayón, nuevo diácono en nuestra diócesis.

Fue el pasado 10 de octubre cuando tuvo lugar la ordenación de Fernando Jesús Bayón Plaza como diácono en la Parroquia de Sant Jordi por Mons. Javier Salinas Viñals, actual obispo auxiliar de Valencia, quien fue obispo de Ibiza desde 1992 hasta 1997.

Desde el pasado viernes, su misión en la diócesis será la de servir como diácono en la Parroquia de Santa Cruz y al colegio de Sa Real, dando el apoyo necesario que ambos precisen.

En la homilía, el Obispo Mons. Javier Salinas profundizó en el ministerio de servicio que presta el diácono en la iglesia; un servicio que se puede resumir en tres partes: El servicio a la Palabra de Dios (1), el servicio a la eucaristía (2) y el servicio a la Caridad; al amor preferencial por los pobres (3).

Ya han pasado 12 años desde que empezó su historia y su caminar hacia la vocación del sacerdocio. Fernando, de 23 años, es natural de Ibiza y desde hace 10 años está en el seminario formándose para ser sacerdote.

Su historia con Dios antes de entrar en el seminario se resume en tres “sís”. El primero fue cuando le invitaron al movimiento juvenil de la Parroquia, al cual aceptó ir, y en el cual el Señor le brindó una nueva familia, un sitio donde poder descansar.  El segundo “sí” ocurre cuando acepta ser monaguillo de la Parroquia de Sant Jordi.  Y el tercero y último “sí” tiene que ver con su párroco, Pedro Miguel, el cual siempre veía contento, feliz, y servicial; siempre preocupándose por los demás… fue entonces cuando dedujo que “si su párroco era feliz siguiendo a Cristo y siendo sacerdote, él también quería lo mismo”. Este fue el “sí” tras el cual descubrió el amor de Dios y en el que sintió que se fortalecía su llamada al sacerdocio.


(1) Servicio a la Palabra de Dios: El diácono está llamado a ser un hombre de profunda oración, familiarizándose con la Palabra de Dios y siendo testigo de ella un su ministerio, dentro de su familia y en el lugar de trabajo. Debe amar, predicar y enseñar las Sagradas Escrituras desde el púlpito y a través de su vida diaria. Un diácono está también llamado a enseñar y catequizar a otros católicos, ayudar en la preparación de quienes van a recibir los sacramentos, especialmente los adultos que buscan ser admitidos dentro de la familia de la Iglesia Católica.

(2) Servicio a la Eucaristía: Cada diácono está llamado a servir en el sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo por medio de su participación en la liturgia, su amor y reverencia al Santísimo Sacramento y su deseo de llevar la Eucaristía a los enfermos que no pueden unirse a la comunidad de fe en la celebración dominical.
a). Por virtud de su ordenación, un diácono puede presidir en varios servicios litúrgicos, incluyendo el bautismo de niños, matrimonios, velorios y funerales, Exposición y Bendición con el Santísimo Sacramento, y asistir en la celebración Eucarística.
b). Cada diácono debe de cultivar un profundo amor y gran reverencia por la Eucaristía (el sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo). Esa espiritualidad Eucarística es esencial para los ministerios descritos anteriormente.

(3) Servicio en favor de la Justicia, la Caridad y la Paz:
Los diáconos sirven como heraldos de Cristo; heraldos de paz, esperanza y amor para los pobres, discapacitados, los necesitados, los olvidados y los que han sido rechazados por la sociedad. A través de su servicio y ministerio viviente promueven actividades de misericordia, justicia, reconciliación y paz. Este es un aspecto importantísimo del servicio diaconal, cada diácono debe tratar de desafiar a sus hermanos en la fe a comprometerse con las necesidades sociales de los pobres y buscar soluciones a las mismas.