FIESTA PATRONAL DE NTRA. SRA. DE JESÚS

La parroquia de Jesús es la única de toda la diócesis que el día de su fiesta patronal celebra tres misas. La primera, a primera hora de la mañana, para que los familiares de los difuntos puedan ir a misa y rezar un responso en el cementerio por sus antepasados ​​pidiendo por su eterno descanso.

La tercera, al ponerse el sol, conocida también como Misa del ofrecimiento de los frutos, en la que los agricultores ofrendan a la Virgen los frutos de sus huertos para entregar a la Residencia Reina Sofía. (Convendria que el pàrroco con los obreros pensaran que hace un años tienen, dentro de su jurisdicción arciprestal la residencia de Can Blai para compartir con ella los «frutos de Nuestra Señora la Virgen de Jesús».)

Y la segunda, la misa solemne del día, el oficio, presidida por el sr. obispo y las autoridades. A las once en punto, tocaba la campana al tiempo que entraba el cortejo a la nave precedido por la cruz alzada, al toque del tambor y las castañuelas de la Colla del Pla de Jesús, las autoridades, los obreros de la parroquia y los celebrantes. Engalanan el altar, los ciriales, la bandera parroquial y como tras fondo el retablo, importante pintura valenciana del 1500, recientemente restaurado. Retablo que representa la Virgen de la Leche que amamanta al Niño Jesús. Mientras el sr. obispo inciensa el altar, el coro acompañado por el órgano canta el Laudate. En la homilía, el sr. obispo, nos anima, con sentidas palabras, a acercarnos a Dios porque de Él nos viene la ayuda para obrar y vivir, a lo largo de nuestra vida, como buenos cristianos.

Terminada la homilía el secretario canciller del obispado lee el decreto, firmado por el sr. obispo Vicente Juan Segura, por el que autoriza a coronar a La Mare de Déu de Jesús i el Nen, con una corona de plata sobredorada en oro. Se procede a bendecir las coronas a los acordes del órgano y del canto del Ave María de Chubert, poner, con precisión y esmero a la Madre, la corona regia y la aureola circular que rodea la cabeza de la Patrona de Jesús. Y al Hijo Jesús un nimbo en forma de tres rayos de luz que rodean su cabeza la cual reposa, dulcemente, sobre los brazos de su madre. El simbolismo de las piedras preciosas nace como una esquerla que llega a ser perfecta y pura, blanca como la nieve. Dichas piedras, de pequeño valor, pero de gran simbolismo han sido escogidas para la confección de la nueva corona que cubrirá a nuestra Virgen de Jesús, para recordarnos el camino de Fe hacia la Luz. Todo el pueblo puesto en pie canta al unísono el «Credo,» como expresión de la Fe que late en su corazón.
Continúa la celebración eucarística, seguida de cerca, con respeto y fervor por toda la feligresía, tanta, que no tiene cabida dentro de la iglesia.

Terminada ésta empieza a oirse el redoblar de los tambores y las cornetas de la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús Cautivo, de la parroquia de Santa Cruz, para iniciar la procesión, precedida, como mandan los cánones, por la cruz alzada, la bandera de la parroquia, izada por las primeras autoridades civiles como signo de unión y de respeto del pueblo con las autoridades políticas. Siguen los santos y santas de más devoción del vecindario, la imagen recientemente coronada, los celebrantes, y el pueblo que con devoción aclama a Dios que lo ama.
No se puede dar por terminada la ceremonia sin que todos los presentes hayan gozado y emocionado por la actuación de la Colla de Ball Pagès des Pla de Jesús, mientras los obreros ofrecen orelletes, buñuelos y mistela. Y desde lo más profundo de nuestro corazón brota la siguiente oración en nuestra lengua vernácula extraída del poemario de canciones marianas:

Salve, oh Verge, vestida d’or i argent, / vos qui abraçau un Fill omnipotent, / no permeteu que lluny del vostre cor / me perdi mai, oh Reina de l’Amor. Oh Maria!

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